​La implementación de buenas prácticas en los sistemas de producción (tales como pollos de engorde, gallinas ponedoras, codornices, pavos, patas, entre otros) permite garantizar las condiciones adecuadas para el desarrollo del proceso productivo y por ende disminuir los riesgos inherentes en la producción.

​En la actualidad, la industria avícola se enfrenta a numerosos desafíos sanitarios que pueden provocar alteraciones en la salud de las aves y, consecuentemente, causar un impacto económico negativo en las explotaciones del sector, especialmente en pollos de engorde y gallinas ponedoras.

​La alimentación en la avicultura es un proceso muy importante, ya que es uno de los principales factores que pueden alterar el desarrollo del ave en las diferentes etapas de vida, incluyendo la ganancia de peso, la conversión alimenticia, la producción y la calidad del huevo en aves de postura, entre muchos otros factores.

​La bioseguridad es el conjunto de prácticas de manejo planteadas para prevenir la entrada y transmisión de agentes patógenos que puedan afectar la sanidad en las granjas.

​La normatividad sanitaria vigente está regulada por la entidad sanitaria oficial ICA, por medio de la cual se establecen los requisitos para la certificación de Granja Avícola Biosegura de postura y/o levante (resolución 3651 de noviembre de 2014) y para pollos de engorde (3652 de noviembre de 2014).

​Próximamente disponible.